Según cada uno, la era COVID-19
nos habrá pillado con el pie más o menos cambiado, lo que está claro es que
algún grado de "paralización" y descolocación seguro, pero tras el
dolor, tristeza, indignación o rabia (según), unos pueden hacer una regresión a
la negación y otros debemos impulsar la aceptación y lo más difícil, la
superación planteando otros modelos de vida. Se trata por lo tanto de
reaccionar en una dirección viable.

Les
explico porqué no hay tanta extrañeza: a los que llevamos en esto de la
ecología desde nuestra adolescencia (años 90) nos duele explorar documentos
planteados y propuestas incluso del siglo
pasado y ver que recuperan rabiosa actualidad. En realidad, de forma retrospectiva
y somera, desde mi punto de vista el primer aviso serio (no de ficción tipo
Orwells o Huxley) lo llevó a cabo Rachel Carson con su "primavera
silenciosa" en 1962, por el cual sufrió un sinfín de ataques desde la
administración, y curiosamente tb leo artículos en esa direción (COvid-19 y la otra primavera silenciosa). Diez años más tarde llegaría el Club de Roma en 1972 y "los límites del
crecimiento"(Meadows & Co).Pasar del plano científico al social , más allá
de los tibios y aislados movimientos ecologistas de los 80 en España, lo encontramos en la
primera cumbre del Clima, la de Rio 92. Primer encuentro entre mandatarios con
cierta repercusión social pues ya empezaba a ser patente la modificación
climática junto con otros grandes desequilibrios ambientales generados por el
ser humano.
El
92 fue, para parte de mi generación, el pistoletazo de salida, la mirada en mi caso estaba
en Rio, ni en Barcelona ni en Sevilla. A cuentagotas iríamos calando tanto en
el plano social como en el político, aunque muy muy lentamente. Falta de
márketing, de no entrar en juegos sucios políticos, en un contexto mediático y
económico adverso, de asociarnos al "arbolito" y punto, de no
argumentar bien las alternativas socioeconómicas, etc, etc. La ecología se
convirtió en el apéndice de "moda" que maquillaba de verde los programas políticos, siendo el
resto de ellos contrarios a la esencia y principios ambientalista. Tergiversar
nuestro mensaje era (y sigue siendo) relativamente fácil utilizando conceptos
como "desarrollo sostenible", "economía verde" o apostando
por reciclar y punto.
También hay que exponer logros y alcances
científicos gracias entre otros al IPCC (panel internacional del cambio
climático) pues ya expondría con datos las repercusiones que de ella se
derivaban y que ya llevamos lustros experimentado y/o sufriendo. Se mantuvieron
Cumbres y acuerdos vitales (Kioto, Paris...) que han servido para ampliar la atención, reflexión y reacción social.
Hay decididas directivas Europeas en
la misma dirección, aunque incumplidas por España (con multas incluidas). A nivel microsociológico,
tengo varias anécdotas que demuestras el incremento de interés; sirva por
ejemplo mi experiencia en cómo fue evolucionando la comida de mi familia
extensiva de los domingos, pues pase de ser el pesado agorero ecologista en los
noventa, a ser el centro de preguntas y debates a finales de la primera década
de este siglo. Mediáticamente pasaba lo mismo, los espacios al interés por la
modificación climática iban incrementando en tiempo y espacios prime-time, eso
que no quitaba que también aumentaban las campañas de "greenwashing"*
de multinacionales y propios medios.
(*prácticas inmorales empresariales
para presentar un producto como verde-sustentable cuando es todo lo contrario).
La
era digital de este siglo ha servido para confundir más a la ciudadanía si
cabe: datos con falta de contrastes y cargadas de especulaciones, saturación
informativa, las campañas de "fakenews", las oscuras organizaciones
que distorsionaban el mensaje y que tenían en la sombra entidades con intereses
neoliberales, por poner algunos ejemplos.
pequeña escala iniciativas ilusionantes que necesariamente las
instituciones deberían ya conocer y aplicar en la reestructuración post-covid19
, medidas en la dirección de la economía circular y la economía del Bien común.
Entre
múltiples documentos lanzados desde el movimiento ecologista en los últimos
años destacaré el del 2015 denominado "la última llamada" que fue un
grito de atención que no tuvo toda la repercusión que debiera, sirva este
artículo para relanzarlo porque la corrección de medidas que expone
amortiguarán los efectos que ya vivimos.
Podría sorprenderles con propuestas
y programas de lustros pasados, pero por no alargarme y sólo como muestra
sencilla de por donde iban los planteamientos sólo les pongo algunos lemas que
acompañaron ciertas campañas electorales, que evidentemente están cobrando
relevancia y recuperándose (según leo en algunos artículos). Ayer, como hoy,
queríamos transmitir ese grito casi desesperado al mundo que por una razón u
otra no les llegó:
- Lema de los noventa:
"Piensa globalmente actúa localmente".
- Campaña 1999: "el futuro
será verde o no será" ( hoy lo cambiaría por "o será negro").
- Campaña 2006 "Canvía
Alacant i no el clima".
- Campaña 2012 "Reiniciamos
el sistema".
Hay bastantes más, ¿les suena?, y
más que les sonará...espero.
Lo que no deseo es que se cumpla
algo que leí hace un par de años (creo que de Zizek), "le es más fácil al
ser humano imaginar el fin de su especie que transitar a un modelo
socioeconómico más alla del capitalismo".
Luis Falcó Maestre
Educador ambiental y ecologista.
Para terminar copio y pego un
texto que resume bastante bien los multiples artículos y estudios aparecidos en
estos dos últimos meses:
"Lo que ha hecho Covid-19
es enviar una advertencia global de que el cambio climático debe tomarse en
serio. La transmisión zoonótica de los virus aumentará en respuesta a la destrucción de los ecosistemas y la
disminución de las especies y de las poblaciones de vida silvestre. Además, el
derretimiento del permafrost está provocando la liberación de patógenos y
parásitos que se han congelado durante miles de años. La realidad para la
humanidad es que Covid-19 es una pandemia extremadamente peligrosa, pero puede
ser un presagio de pandemias más mortales por venir. Los virus existen en
asociación con cada planta y animal, tanto en tierra como en el mar. Todos
necesitan tratar esta pandemia muy en serio. El cambio climático no es algo que
pueda revertirse, solo mitigarse. Ese tren salió de la estación hace décadas.
Si queremos sobrevivir, debemos adaptarnos para comprender exactamente con qué
estamos lidiando y dónde están los peligros. La supervivencia de la humanidad
está íntimamente ligada a la fuerza de la biodiversidad y a la interdependencia
entre todas las especies. Vivimos en este planeta independientemente de otras
especies y eso incluye bacterias, virus, parásitos, hongos además de árboles,
abejas, gusanos, peces y fitoplancton. "si el Océano muere, ¡todos
moriremos!" Lo mismo puede decirse de los bosques, los humedales, los
arrecifes de coral y la diversidad viva que se encuentra dentro del suelo.
Aprendemos a vivir en armonía con todas las demás especies o nosotros mismos
seguiremos a las miles que hemos llevado a la extinción. Ningún hombre es una
isla. Ningún humano es una isla en sí misma; cada humano es una parte del mundo
viviente, una parte de un ecosistema; si una especie es eliminada por nosotros,
somos todos menos. así como si fuera un hábitat, así como cualquier tipo de
animal o planta. La muerte de cualquier animal me disminuye, porque soy parte
del todo." (copiado de Francisco
Escribano).
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