RECUPERANDO LEMAS: EL FUTURO SERÁ VERDE O NO SERÁ



Según cada uno, la era COVID-19 nos habrá pillado con el pie más o menos cambiado, lo que está claro es que algún grado de "paralización" y descolocación seguro, pero tras el dolor, tristeza, indignación o rabia (según), unos pueden hacer una regresión a la negación y otros debemos impulsar la aceptación y lo más difícil, la superación planteando otros modelos de vida. Se trata por lo tanto de reaccionar en una dirección viable.

            Este tiempo de reflexión obligada ha dado pie a revisar nuestra trayectoria vital y explorar cómo hemos llegado hasta aquí. Si les soy sincero a mi no me ha extrañado los hechos que nos han llevado al confinamiento, aunque reconozco que de los diferentes escenarios imaginados, la expansión de una pandemia no estaba entre las principales, como cuenta Turiel, ha sido un cisne negro . Yo "apostaba" por alguna derivada del desequilibrio ecosistémico y modificación climática, por ejemplo por la extinción de cierto tipo de abejas, otra posibilidad era el de una crisis (incluso colapso) socioeconómica derivada del desbordamiento de la sociedad fosilista como indicaba el pico de Hubbert (dependiente de petróleo, gas, carbón y minerales) que plantea un modelo ilimitado encontrando su límite físico en este mundo limitado, o la reducción de bienes de primera necesidad por la desertización y sobreexplotación del medio,  lejos queda, y esperemos que así siga, aquellos escenarios de ataques nucleares entre poderes internacionales planteados desde la guerra fría. Otra de las hipótesis que planteábamos era el desarrollo de una serie de enfermedades derivadas del consumo actual deslocalizado, estilos de vida, o sea del incremento de las emisiones del CO2 y la reducción extrema de la biodiversidad. En realidad el virus es un escenario derivado de esta última, así que lo dicho, no hubo tanta sorpresa. Menos asombro mostrarían B.Gates, la propia O.M.S. o ciertos países asiáticos que ya han pasado al menos dos epidemias "locales" por virus SARS en este siglo... Dicho lo anterior hay que reconocer que no es el peor escenario que podríamos habernos encontrado. No quiero impulsar miedo sino una llamada de atención y reacción.


            Les explico porqué no hay tanta extrañeza: a los que llevamos en esto de la ecología desde nuestra adolescencia (años 90) nos duele explorar documentos planteados y  propuestas incluso del siglo pasado y ver que recuperan rabiosa actualidad. En realidad, de forma retrospectiva y somera, desde mi punto de vista el primer aviso serio (no de ficción tipo Orwells o Huxley) lo llevó a cabo Rachel Carson con su "primavera silenciosa" en 1962, por el cual sufrió un sinfín de ataques desde la administración, y curiosamente tb leo artículos en esa direción (COvid-19 y la otra primavera silenciosa). Diez años más tarde llegaría el Club de Roma en 1972 y "los límites del crecimiento"(Meadows & Co).Pasar del plano científico al social , más allá de los tibios y aislados movimientos ecologistas de los 80 en España, lo encontramos en la primera cumbre del Clima, la de Rio 92. Primer encuentro entre mandatarios con cierta repercusión social pues ya empezaba a ser patente la modificación climática junto con otros grandes desequilibrios ambientales generados por el ser humano.

            El 92 fue, para parte de mi generación, el pistoletazo de salida, la mirada en mi caso estaba en Rio, ni en Barcelona ni en Sevilla. A cuentagotas iríamos calando tanto en el plano social como en el político, aunque muy muy lentamente. Falta de márketing, de no entrar en juegos sucios políticos, en un contexto mediático y económico adverso, de asociarnos al "arbolito" y punto, de no argumentar bien las alternativas socioeconómicas, etc, etc. La ecología se convirtió en el apéndice de "moda" que maquillaba de verde los programas políticos, siendo el resto de ellos contrarios a la esencia y principios ambientalista. Tergiversar nuestro mensaje era (y sigue siendo) relativamente fácil utilizando conceptos como "desarrollo sostenible", "economía verde" o apostando por reciclar y punto.


             También hay que exponer logros y alcances científicos gracias entre otros al IPCC (panel internacional del cambio climático) pues ya expondría con datos las repercusiones que de ella se derivaban y que ya llevamos lustros experimentado y/o sufriendo. Se mantuvieron Cumbres y acuerdos vitales (Kioto, Paris...) que han servido para ampliar la atención, reflexión y reacción social.
Hay decididas directivas Europeas en la misma dirección, aunque incumplidas por España (con multas incluidas). A nivel microsociológico, tengo varias anécdotas que demuestras el incremento de interés; sirva por ejemplo mi experiencia en cómo fue evolucionando la comida de mi familia extensiva de los domingos, pues pase de ser el pesado agorero ecologista en los noventa, a ser el centro de preguntas y debates a finales de la primera década de este siglo. Mediáticamente pasaba lo mismo, los espacios al interés por la modificación climática iban incrementando en tiempo y espacios prime-time, eso que no quitaba que también aumentaban las campañas de "greenwashing"* de multinacionales y propios medios.
(*prácticas inmorales empresariales para presentar un producto como verde-sustentable cuando es todo lo contrario).

            La era digital de este siglo ha servido para confundir más a la ciudadanía si cabe: datos con falta de contrastes y cargadas de especulaciones, saturación informativa, las campañas de "fakenews", las oscuras organizaciones que distorsionaban el mensaje y que tenían en la sombra entidades con intereses neoliberales, por poner algunos ejemplos.

            A pesar de una visión sociopolítica cortoplacista y negacionista, se generan e impulsan a
pequeña escala iniciativas ilusionantes que necesariamente las instituciones deberían ya conocer y aplicar en la reestructuración post-covid19 , medidas en la dirección de la economía circular y la economía del Bien común.

            Entre múltiples documentos lanzados desde el movimiento ecologista en los últimos años destacaré el del 2015 denominado "la última llamada" que fue un grito de atención que no tuvo toda la repercusión que debiera, sirva este artículo para relanzarlo porque la corrección de medidas que expone amortiguarán los efectos que ya vivimos.

Podría sorprenderles con propuestas y programas de lustros pasados, pero por no alargarme y sólo como muestra sencilla de por donde iban los planteamientos sólo les pongo algunos lemas que acompañaron ciertas campañas electorales, que evidentemente están cobrando relevancia y recuperándose (según leo en algunos artículos). Ayer, como hoy, queríamos transmitir ese grito casi desesperado al mundo que por una razón u otra no les llegó:
- Lema de los noventa: "Piensa globalmente actúa localmente".
- Campaña 1999: "el futuro será verde o no será" ( hoy lo cambiaría por "o será negro").
- Campaña 2006 "Canvía Alacant i no el clima".
- Campaña 2012 "Reiniciamos el sistema".
Hay bastantes más, ¿les suena?, y más que les sonará...espero.
Lo que no deseo es que se cumpla algo que leí hace un par de años (creo que de Zizek), "le es más fácil al ser humano imaginar el fin de su especie que transitar a un modelo socioeconómico más alla del capitalismo".

Luis Falcó Maestre
Educador ambiental y ecologista.


Para terminar copio y pego un texto que resume bastante bien los multiples artículos y estudios aparecidos en estos dos últimos meses:
"Lo que ha hecho Covid-19 es enviar una advertencia global de que el cambio climático debe tomarse en serio. La transmisión zoonótica de los virus aumentará en respuesta a la destrucción de los ecosistemas y la disminución de las especies y de las poblaciones de vida silvestre. Además, el derretimiento del permafrost está provocando la liberación de patógenos y parásitos que se han congelado durante miles de años. La realidad para la humanidad es que Covid-19 es una pandemia extremadamente peligrosa, pero puede ser un presagio de pandemias más mortales por venir. Los virus existen en asociación con cada planta y animal, tanto en tierra como en el mar. Todos necesitan tratar esta pandemia muy en serio. El cambio climático no es algo que pueda revertirse, solo mitigarse. Ese tren salió de la estación hace décadas. Si queremos sobrevivir, debemos adaptarnos para comprender exactamente con qué estamos lidiando y dónde están los peligros. La supervivencia de la humanidad está íntimamente ligada a la fuerza de la biodiversidad y a la interdependencia entre todas las especies. Vivimos en este planeta independientemente de otras especies y eso incluye bacterias, virus, parásitos, hongos además de árboles, abejas, gusanos, peces y fitoplancton. "si el Océano muere, ¡todos moriremos!" Lo mismo puede decirse de los bosques, los humedales, los arrecifes de coral y la diversidad viva que se encuentra dentro del suelo. Aprendemos a vivir en armonía con todas las demás especies o nosotros mismos seguiremos a las miles que hemos llevado a la extinción. Ningún hombre es una isla. Ningún humano es una isla en sí misma; cada humano es una parte del mundo viviente, una parte de un ecosistema; si una especie es eliminada por nosotros, somos todos menos. así como si fuera un hábitat, así como cualquier tipo de animal o planta. La muerte de cualquier animal me disminuye, porque soy parte del todo." (copiado de Francisco Escribano).

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