Cerramos el año más convulso de la historia reciente (desde la II G.M.), asi sin anestesia suena fuerte, y puede que me quede corto. Un año para enfrentarnos tanto a nuestros fantasmas e inseguridades internas como a los retos y debilidades globales que trae este sistema. Es un año para crecer, para analizar y aprender desde varios ángulos.
Aprender de uno mismo: Saber poner en valor lo esencial, desde el equilibrio interno a lo que realmente requerimos para vivir. Cada uno detectar desde los valores que realmente tiene (no los que vende"), pasando por la inteligencia emocional para luego impulsar agilidad también emocional.
Aprender de tu entorno cercano: Redes de ayuda con dependientes y mayores, nuevas normas de higiene social/personal y relaciones, afinar en conceptos como solidaridad o respeto y comprobar que para algunos son demasiado laxas, para otros suena a chino y tiran balones fuera y otros haciendo malabares mentales para levantarse y mantener el tipo dia tras dia. Aprender (y comprobar) también lo que son los servicios esenciales y donde se destinaron los últimos años los impuestos que aportamos.
Aprender de lo que nos está diciendo los ecosistemas y que la tierra y sus recursos(biofísico) son limitados y que hay un equilibrio que se perdió y que debe recuperarse. Este punto se relaciona con el artículo que escribí en Junio, aunque para ello me gusta remitir lo explicado por investigadores del CSIC (Consejo superior de investigaciones científicas, agencia del Estado), en especial invito encarecidamente a darse una vuelta por las webs de Antonio Turiel (por ejemplo este artículo, o su recomendable Blog) y Fernando Valladares (un estupendo blog y videos o algún artículo o entrevista). Tampoco hay que dejar de leer a otros como Jorge Riechmann. Por cierto Turiel acaba de publicar "Petrocalipsis", habrá que hacerse con él.
Lo que ha dejado claro este año a nivel global es que la multicrisis es un hecho y que depende de cómo transitemos a otro modelo (o no), podrá derivar el futuro en un Colapso o en un reajuste posible dada las biolimitaciones.
Y volviendo al plano personal, hay mil momentos sorprendentes en ambos sentidos de este emocionante año. Desde mi posición relativamente privilegiada encontré el disfrute de Música, libros (tb comics),fotografia y reflex en humedales, artesanía, malabailes (sisi, bailar haciendo malabares, relaja), nuevas amistades, decepciones impresionantes de viejas amistades tb, supraestupidez humana, maniqueismos, perversión política (en especial por la dcha y monarquia de este país), huerto en terraza, bloqueo mental para estudiar (y las opos a la vuelta de la esquina), despedida amarga de amigos, enfermedades muy jodidas de familiares...pero me quedo con dos momentazos que me han dado para confirmar lo que ya sabia, que este barco tiene demasiados boquetes y que no sirve a medio y largo plazo achicar agua. Y saltó esa terrible evidencia a la visión y dominio público a través de ese Cisne negro (como denominó acertadamente Turiel) llamado "SARV-COV-2" y no por la sobrecontaminación o una crisis petrolífera y financiera, o la extinción de una especie vital para las cadenas (tipo abeja). Tras diversos coronavirus desde el primero en 2003, fue éste el que se descontroló.
Fragilidad frente a frugalidad: Esa fragilidad mental se expone en la imagen de abajo. con una palpable demostración de que la carencia más grande y grave es la falta de educación,sentido global, solidaridad y respeto.
No pasó solo en Madrid, pero para mi fue muy triste comprobar esta reacción masiva del género humano justo horas antes del confinamiento, y en las gráficas de la evolución de la COVID se nota como se expandió e incidió negativamente principalmente en Alicante y Valencia este fenómeno (que no quiero ni adjetivar).
Aqui el contraste visual. Yo ni pare a hacerla (están en mi mente), pero durante el confinamiento tuve que coger una vez a la semana el coche para recoger a mi tia (disfuncional y dependiente), debía cruzar la ciudad por la costa. Escuchar el mar,el viento en los árboles, las aves, la gente en sus casas y el silencio del tráfico fue de las cosas más sobreacogedoras que he vivido. Cruzarse en esos 20 km (10 y 10) de zona urbana solo a 4 vehículos y que fuesen de la policía, ambulancia, guardia civil y bomberos es algo dificilmente descriptible.
Fue un año de emociones encontradas, donde falta saber si la mayoría hemos aprendido algo positivo de este enésimo aviso de la naturaleza y el desequilibrio y si seremos capaces de reaccionar racionalmente, NO OLVIDEMOS ESTE 2020, Y ESPERO QUE SI PODAMOS PERDONÁRNOSLO en especial a las generaciones que vienen.
¿y si esta vez..lo hacemos bien?
P.D: Por ejemplo invirtiendo en educación ambiental con un centro de interpretación en el enclave del faro de Cabo Huerta en vez de montar un restaurante de lujo que sobra ya que están cerrando los de la zona.